Este «deseo de dormir», que es fisiológico cuando se produce por la noche o a primera hora de la tarde, se convierte en patológico o excesivo cuando se produce a diario y fuera de los horarios mencionados.
Al menos un 5% de la población padece somnolencia diurna excesiva (SDE).
Muchas de estas personas no son necesariamente conscientes de ello (es fácil confundir la somnolencia con el cansancio), ¡aunque esta somnolencia puede tener consecuencias importantes tanto para el individuo como para los demás!
Las consecuencias de la somnolencia diurna excesiva son :
- mayor riesgo de accidentes de tráfico
- mayor riesgo de accidentes domésticos
- deterioro de la función cognitiva; menor rendimiento en el trabajo o en la escuela, dificultades sociales o familiares, etc.
Causas:
Las dos causas más frecuentes de somnolencia diurna excesiva son el sueño insuficiente y el síndrome de apnea del sueño.
– Sueño insuficiente:
La primera causa de somnolencia. Sabiendo que las necesidades de sueño difieren de una persona a otra, una persona que duerme mucho puede sufrir fácilmente una falta de sueño. Además, compaginar el trabajo, la vida familiar, las salidas y el descanso puede desbordar fácilmente las 24 horas si no se ponen límites. Y a menudo es el sueño lo que se exprime, en detrimento de la salud de la persona.
– La depresión
La depresión puede provocar fatiga permanente, problemas de sueño y de apetito, con repercusiones en el peso (pérdida o aumento de peso).
La persona deprimida también puede quejarse de dolores corporales (dolores de cabeza, de pecho, musculares, etc.). Su estado de ánimo es depresivo, con pesimismo y una visión negativa de la vida, de sí mismo y del futuro. Además de la tristeza, puede haber incluso pensamientos oscuros y pensamientos de muerte (ideación suicida, planes o intentos de suicidio). La ansiedad es casi constante y varía en intensidad.
- La depresión puede extenderse a sentimientos de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada; con incapacidad para interesarse por las cosas o disfrutar de ellas como de costumbre. Hay un enlentecimiento, con dificultad para pasar a la acción (problemas para iniciar una actividad física) y para pensar (problemas de concentración y memoria, indecisión). La infelicidad es tal que la persona tiende a encerrarse en sí misma, con dificultad para comunicarse y sensación de no ser comprendida.
- Los trastornos del sueño son frecuentes en la depresión: entre el 65 y el 75% de las personas deprimidas padecen insomnio, hipersomnia o ambos. 3/4 de las personas deprimidas se quejan de problemas para conciliar el sueño o para permanecer dormidas. Suele haber somnolencia diurna, lo que no es habitual en el insomnio común no depresivo, en el que, por el contrario, la persona es incapaz de echar una cabezada. Se experimenta que el sueño no es recuperador, sobre todo por la mañana cuando la persona se despierta. Las siestas son posibles, especialmente los fines de semana, pero no aportan la sensación de bienestar deseada.
– Somnolencia secundaria a la toma de medicamentos o sustancias (alcohol, cannabis, etc.)
– Somnolencia secundaria a afecciones médicas:
Diversas enfermedades pueden provocar somnolencia:
- Enfermedades neurológicas: tumores, enfermedad de Parkinson, demencia tipo Alzheimer, etc.
- Traumatismos craneoencefálicos
- Enfermedades metabólicas y endocrinas: hipotiroidismo, hipoglucemia, insuficiencia renal, etc.
- Enfermedades infecciosas como la mononucleosis