¿Qué es el síndrome de apnea del sueño?

¿Qué es el síndrome de apnea del sueño? Todos experimentamos apnea durante el sueño. Hablamos de síndrome de apnea del sueño porque el número de apneas por hora llega a ser significativo y se acompaña de síntomas. Debe haber más de 5 apneas o hipopneas por hora de sueño, asociadas a otros signos :

– bien somnolencia durante el día que no se explique por otra cosa (en particular, sueño insuficiente, toma de medicamentos sedantes o alguna forma de depresión que provoque somnolencia fluctuante).

– o dos de los síntomas siguientes: ronquidos intensos a diario, sensación de ahogo o asfixia durante el sueño, despertares repetidos durante el sueño, sueño no reparador, cansancio durante el día, dificultad para concentrarse, levantarse varias veces a orinar durante la noche (lo que se conoce como «nocturia»).

Por encima de 30 apneas-hipopneas por hora, el síndrome de apnea del sueño es grave y requiere absolutamente tratamiento. Es moderado de 15 a 30 apneas-hipopneas por hora, y leve de 5 a 15 apneas-hipopneas por hora. La necesidad de tratamiento para un índice de apnea del sueño inferior a 30/h depende del contexto y de los síntomas asociados.

Definición de apneas e hipopneas

Una apnea se define como el cese completo del flujo de aire hacia los pulmones durante un mínimo de 10 segundos.

La definición de una hipopnea es menos clara, pero todos los expertos coinciden en que se trata de una inspiración durante la cual se produce una reducción del flujo de aire durante al menos 10 segundos, con un esfuerzo respiratorio asociado que refleja la lucha del durmiente por hacer llegar el aire a los pulmones. Corresponde, pues, a un cierre parcial de las vías respiratorias.

Según que las apneas estén ligadas a una obstrucción del aire o a un defecto del control nervioso de los músculos inspiratorios, se habla de apneas obstructivas o de apneas centrales. Puede haber apneas mixtas que comienzan como apnea central y terminan como apnea obstructiva.

En el caso de las apneas obstructivas:

Durante la apnea, el paso del aire hacia las vías respiratorias superiores está bloqueado por un obstáculo que se forma más o menos profundamente en la parte posterior de la garganta, facilitado tanto por la inclinación de la lengua hacia atrás como por el descenso del paladar blando y la úvula.

Esta obstrucción puede verse agravada por un bloqueo de las fosas nasales (la nariz se obstruye), que sólo se produce durante el sueño, o puede ser más o menos permanente.

Diversas afecciones específicas o cambios morfológicos en el cuello y la parte inferior de la cara pueden provocar apnea:

    • Dos tipos de cara predisponen a la apnea del sueño: una cara delgada y estrecha con estrechamiento lateral de los espacios faríngeos, es decir, de la parte posterior de la garganta, o una cara con un mentón retraído y hundido que hace que la faringe se cierre con más fuerza porque la lengua es empujada hacia atrás.
    • Las amígdalas grandes, un paladar blando grueso o hundido, una lengua grande, la infiltración de grasa en la faringe en caso de aumento de peso, todo ello contribuye a desencadenar o agravar el síndrome de apnea del sueño.
    • La edad contribuye al desarrollo de la apnea porque los tejidos de la parte posterior de la garganta son menos tónicos y se colapsan más fácilmente durante la respiración, sobre todo durante el sueño, cuando los tejidos están mucho más relajados que cuando se está despierto.
    • La obesidad por sí sola puede provocar el síndrome de apnea: la lengua y la faringe están infiltradas de grasa y los espacios normalmente utilizados para el paso del aire se estrechan. Un aumento del tamaño del cuello da una buena indicación de la distribución de la grasa y es un excelente indicador del riesgo de síndrome de apnea del sueño. Para los hombres que llevan corbata, la necesidad de cambiar de talla de camisa es una señal de alarma.
    • El edema de las vías respiratorias contribuye a aumentar los episodios de apnea. Durante la apnea, los tejidos de la parte posterior de la garganta, incluida la úvula, son literalmente succionados y sometidos a microtraumatismos que, tras unos días de respiración dificultosa, dan lugar a la aparición de edema, lo que reduce aún más la obstrucción al flujo aéreo.
    • Ser varón tiene más probabilidades de provocar apnea que ser mujer. Se ha demostrado que la distribución de la grasa difiere entre hombres y mujeres. En los hombres, la grasa se deposita principalmente en la parte superior del cuerpo y en el tronco, mientras que en las mujeres se deposita principalmente en la parte inferior del cuerpo y en las extremidades. En esta distribución de la grasa intervienen factores hormonales, lo que explica que las mujeres corran el mismo riesgo que los hombres después de la menopausia.
  • Factores genéticos: la morfología de la cara y de las vías respiratorias superiores está influenciada por la herencia. Por ello, el descubrimiento del síndrome de apnea del sueño en una persona suele ir acompañado de la identificación de los mismos problemas en un pariente cercano, ya sean padres, hijos o hermanos.

Apnea central:

La apnea central se traduce en una pausa de la respiración sin esfuerzo por parte de los músculos inspiratorios, ya que no se desencadena la orden nerviosa.

Lo más frecuente es que se trate de una apnea central secundaria a una lesión del sistema nervioso central (sobre todo del tronco encefálico, la zona del cerebro implicada en la regulación del control de la respiración): accidente vascular, invasión por un cáncer, traumatismo (contusión, caída, accidente de coche, etc.) y, a veces, un problema cardíaco o renal.

Pueden producirse en altitud, por encima de los 3.000 metros, pero en este caso se trata de una adaptación normal de la respiración a la altitud que, sin embargo, se acompaña de despertares frecuentes y sensación de cansancio.

Algunos síndromes de apnea central del sueño están relacionados con el consumo de fármacos morfínicos o de sus sustitutos utilizados en la abstinencia de los toxicómanos (metadona).

La apnea central puede adoptar un aspecto periódico, con pausas que se alternan con una ventilación exacerbada, lo que se conoce como respiración periódica de tipo Cheyne-Stokes , que se produce al mismo tiempo que una afección médica grave, como una insuficiencia cardiaca, un accidente cerebrovascular o una insuficiencia renal.