Falta de comprobación experimental en la obra de Freud, la comprobación experimental, que falta por completo en la obra de Freud, no es tan fácil en el caso de los sueños como puede serlo para determinadas funciones del sistema nervioso.
Sin embargo, algunos aspectos de los sueños sí que admiten tal tipo de comprobación; por ejemplo, los temas y lugares, el carácter agradable o desagradable de lo soñado…
Las circunstancias personales de edad, sexo, condición, temperamento, etc., pueden dar orientaciones preciosas sobre la naturaleza de los sueños y la posibilidad de atribuirles un significado. Otras experiencias, a la que también aludiremos, son las que han puesto de manifiesto la influencia de los estímulos sensoriales sobre el contenido de los sueños.
Se ha experimentado igualmente con las emociones: personas de distinta edad y condición en las que se han despertado las mismas emociones para ver el efecto que cada una de ellas tenía sobre los sueños de los sujetos. Freud no empleó ninguna comprobación; más bien procedió de forma contraria y, por ello, acientífica. Partiendo de una hipótesis, basada en su concepción del ser humano y del psiquismo, intentó explicar la fenomenología onírica.
Resulta chocante que Freud haya caído en este acientificismo cuando él mismo solía emplear este apelativo para descalificar las objeciones de sus contrarios y aun de sus amigos.
Así sucedió con el pastor protestante O. Pfister, de Zurich. Pfister profesaba simpatía por el psicoanálisis y su fundador, pero le apenaba que Freud no tomara en consideración el carácter transcendente del hombre y sus relaciones con Dios y, que cuando lo hacía, fuera de forma superficial e irreverente, como era de esperar en un ateo.
En varias de sus cartas, Pfister le animaba a interesarse más y conocer a fondo la religión, haciéndole notar los fallos de interpretación en materia religiosa presentes en sus obras. Freud no contestaba a esos puntos o, cuando lo hacía, decía a Pfister que su postura y sus afirmaciones carecían de base científica.
Así pues, el paso de los años, el peso de la realidad o, si se quiere, el estudio objetivo de los hechos han venido a mostrar que la concepción freudiana de los sueños —que en su día tuvo muchos seguidores— carece de un fundamento sólido. En el caso concreto de los sueños, se rechazan prácticamente todos los postulados de los que partía Freud.
La primera y fundamental razón, por considerarlos precisamente postulados, es decir, verdades que no necesitan comprobación. Tanto la simbología onírica, como el significado de los sueños, como el que éstos sean realización de un deseo, precisan una comprobación que es factible en el campo experimental.
En la entrada que sigue vamos a señalar algunas de estas comprobaciones que, en su mayoría, muestran como falsas las hipótesis de Freud.