El reloj biológico: El ciclo nictemeral
Se comprende que la realización de las actividades diferentes de búsqueda y asimilación y descanso, hayan de producirse en las condiciones más favorables.
En el nivel animal humano, esto significa que el hombre ha adaptado sus períodos de trabajo y descanso a los ritmos de luz y de oscuridad, al día y a la noche. Esto podría hacer pensar que lo natural (excepto cuando el insomnio nos ataca) en el hombre es trabajar de día y descansar de noche.
No andan muy equivocados quienes piensan que es así, pero hay que introducir una matización: ese ritmo de vigilia-sueño ligado al de noche-día (llamado nictemeral), no es obligatorio.
Como ha podido ver nuestro extraterrestre visitante, cuando los períodos de luz pudieron ser aumentados con el descubrimiento del fuego, primero, y de la luz de gas y eléctrica después, y cuando las necesidades sociales lo exigieron, el hombre se salió de ese margen del día y de la noche y adaptó su ciclo vigilia-sueño a una periodicidad diferente.
La razón de que tal cosa haya podido ocurrir es que, tomando como ritmo fundamental, el dormir humano sigue la influencia de un reloj fisiológico interior antes que la de los grandes ritmos cósmicos entre los que se encuentra el del día y la noche. Lo que importa no son estos sucederes cósmicos ese reloj interior dependiente del cerebro, que regula nuestro ciclo de vigilia-sueño
Y aquí, un inciso para explicar unas nociones de nuestra biología que, por su importancia en la comprensión del funcionamiento del organismo, son indispensables para entender el dormir y sus porqués.
El sistema nervioso vegetativo o autónomo, es el que guía y regula las actividades viscerales (de los órganos internos) del organismo. Este sistema está dividido en dos, generalmente opuestos: el simpático y el parasimpático.
La mayor parte de las vísceras reciben “órdenes” para su funcionamiento procedentes de ambos sistemas que, en general, ejercen efectos antagónicos en ellas, de manera que si el simpático estimula un órgano, el parasimpático lo inhibe.
Ese antagonismo corresponde a la oposición entre movimiento y reposo, entre actividad y descanso.